Sin ataduras

Este es el recuento de la primera noche en la nueva vida de Elisa, quién me pidió fuera lo más verídico posible al bloggearlo:

Mientras trabajaba recibí el mensaje de un amigo donde me pedía que consiguiera 3 o 4 chavos, para ponerle una pitiza a una conocida. Le marqué para confirmar el mensaje y hacerle algunas preguntas básicas:

– ¿En dónde sería?
– ¿Que tan segura estaba la chava?
– ¿Cuántos hombres quería que estuvieran allí?
– ¿Tienes alguna foto de ella?

Como imaginé, el evento sería en mi casa, la chava estaba más que segura, pues lo había fantaseado desde hace tiempo, quería estar entre 6 o 7 hombres, en pocos minutos conocí por foto a Elisa, la foto mostraba a una ama de casa con senos y caderas grandes.

Hice las llamadas pertinentes, tuve 4 confirmaciones inmediatas y se fijó para el día siguiente en mi casa a las 9 de la noche, cada quién llevaría lo que quisiera tomar y sus condones, yo pondría el lugar, algo de botana y/o cena y listo, teníamos una reunión en puerta.

Los invitados llegaron a tiempo, Elisa llegó después, con un vestido blanco con negro, zapatillas de tacón y una cara de zorra en brama que nos encantó a todos.

Mientras mi amigo la presentaba a cada uno, ella nos fue dando un beso en la mejilla, pero muy cerca de la comisura de los labios, con una voz muy tímida nos iba diciendo su nombre a la vez que nos tocaba, algunos los brazos, a otros el pecho y a otros las nalgas.

Hechas las presentaciones, ella tomó la iniciativa y preguntó que se la enseñáramos, que le mostráramos las vergas que se iba a comer, todos fuímos sacandola para su deleite, qué drinks, ni qué botana.. directo a lo que veníamos.

Después de verlas todas, se hincó y comenzó a chuparlas una por una, la rodeábamos 6 hombres en total y ella estaba encantada, mientras chupaba a alguien, sus manos recorrían otras dos, nuestras manos se encontraban por todo su cuerpo.

Lo primero que salió a relucir fueron su senos, que son pesados y tienen unos pezones muy grandes, ella comenzó a tomar el control con sus palabras, nos comandó que la encueráramos que estaba allí para ser cogida y re-cogida, “quiero que me pongan una santa pitiza, que mañana no me pueda sentar, quiero que mi panocha esté hinchada de tanto que me dén, soy una puta en brama así que desnúdenme y cójanme”

A todos nos prendió su forma tan directa de hablar, su tono un poco autoritario, pero lo que a mí más me gustó era ese deseo de ser la puta de todos los que estábamos allí.

El vestido salió volando en segundos, abajo no traía absolutamente nada, su concha depilada totalmente, estaba muy húmeda, alguien se agachó para chuparla pero dijo que no: “vengo a que me metan la verga, no para sentir lenguas”.

Se puso en cuatro y alguien la penetró, ella empezó a gemir mientras seguía chupando a diestra y siniestra, las manos la seguían acariciando por todos lados, recorriéndola de pies a cabeza.

Todos nos fuimos turnando para metérsela mientras ella seguía chupando y acariciando, sus gemidos se fueron convirtiendo en gritos de placer, maullidos y suspiros profundos, cada vez que se cambiaba de verga decía cómo la quería, rápido, lento, profundo, cortito. Era su noche y ella decidía como lo quería.

Pronto todos empezamos a sentir como llegábamos al momento de venirnos, así que le preguntamos dónde quería que termináramos, nos pidió que le llenáramos las nalgas, que todos diéramos una última ronda en la que terminaramos sobre sus nalgas.

Así lo hicimos uno por uno fuimos terminando sobre sus nalgas, que al final estaban llenas de leche que escurría por sus muslos, al terminar el último, nos pidió su vestido, el cual embarró con la leche de todos, nos besó a cada uno en la boca, tomó un vaso con agua y se despidió.

Al acompañarla a su auto, la tuve que sostener un poco, pues las piernas le temblaban. Me agradeció por haberle ayudado a celebrar su primera noche de mujer sin ataduras, recién divorciada y con deseos de recuperar todo el tiempo perdido que paso con una persona poco imaginativa y sin nada de cachondería.