Madrugadas sabor naranja

En las noches he recorrido una y otra vez la blancura de tu piel. Mis dedos te han acariciado en busca de los puntos que te producen latigazos de electricidad.  He escuchado tus latidos acelerarse, al tiempo que elevas tu voz para recibir con un grito otro orgasmo.

Tu pelo me ha dado enorme placer, al acariciarlo y descubrir su suave tacto, al esconder mis dedos en él mientras tu boca me engullía, al usarlo de rienda mientras cabalgábamos, al oler su delicioso perfume, al descubrirle furtivas gotas de mi simiente, al saborearlo mientras mordía tu nuca, al verlo alborotado, sudoroso y confundido.

En las noches has florecido, te has abierto completamente. Me has dejado descubrir tus secretos, tus pensamientos, tus sabores y tu mirada. No has dejado un solo resquicio sin que me lo brindaras, por dentro y por fuera me has permitido recorrerte a placer, desde tu pasado hasta tu vulva.

He pintado tus nalgas de bermellón, atado tus palabras y brazos, he mordido tus pezones y tus perversiones, te he bañado con candentes velas, con mi esencia,  con pasión y complicidad. He visto los claroscuros de tu ser, me has dejado acariciar tus fetiches, tus deseos y tu humedad.

En las noches te he besado completa, desde la frente hasta los pies. Has dejado que mis labios llegaran a tu alma, has permitido que mi boca lamiera tu piel, has aceptado que mi lengua divagara en el intersticio entre tus nalgas.

He bebido el néctar de tu sexo y el llanto de tus ojos, he probado tus amarguras y tus voluptuosidades, me he deleitado con tu risa y tu estupor. Te he comido entera y he disfrutado de todos tus sabores, por instantes he tenido tu vida entre mis dedos.

Junto a nosotros han pasado los sonidos de la noche y el silencio de la madrugada sin que hicieran mella en nuestra gula por conocernos, ahora que los murmullos del amanecer comienzan a rondarnos, doy de beber a tu cuerpo con un refrescante beso sabor naranja.

4 respuestas a “Madrugadas sabor naranja”

    1. Fabyz, que rico saber que pasaste por aquí.

      Mil gracias por tus palabras, siempre tan ricas.

      Por cierto, debo decir que desde el otro día traigo un pequeño antojo por tu culpa.

      ¡¡Te mando un besototote tronado!!

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