La Condesa

Alta, delgada, de pelo negro y rizado, con los ojos brillantes, la sonrisa de concurso y esa voz ronquita que le dá un toque super sexy, Lore no ha cambiado mucho; quizá un par de kilos más y distribuidos perfectamente.

Para mi fortuna, me la he encontrado en la calle después de 17 años de haberle perdido la pista. Intercambiamos apuradamente números telefónicos pues su esposo la esperaba en la camioneta con una cara de no muy complacido, quizá por el apretadísimo abrazo con el que me saludó.

Una hora después recibí su llamada para preguntarme si esa noche podríamos cenar juntos, no les necesito decir que respondí con una afirmación del tamaño del mundo.

Tras mi emoción inicial, me golpeó la posible realidad de la cena: Lorena y yo, contando viejas anécdotas, riendo pletóricamente y explicándole el quién, el cómo y  el porqué de cada cosa a su esposo, sin tocarnos mucho porque como dice aquella frase: “Fuel and matches”

No importaba, seguramente sería muy divertido y siempre es muy grato tener tan sexy compañía. A los 5 minutos me llegó un mensaje un tanto extraño donde me pedía le texteara la dirección de mi casa a una amiga de ella ¡¡¿WTF?!!

Sin hacer muchas preguntas envié el mensaje. A las 11 de la noche recibí una llamada de Lore, me decía que venía un poco retrasada.. ¿Venía?.. ¿en singular? De alguna forma se había quitado la marca personal del esposo y cenaríamos solos.

Desde ese momento los minutos se me hicieron eternos, así que los utilicé para recordar los pocos, pero candentes, encuentros que tuvimos.

Siempre tuvo un excelente gusto por la lencería, desde la secundaria. Cómo es que una chica de 2º de secundaria tenía lencería de Victoria’s Secrets, siempre fue un misterio para mí pero también un deleite. Desde que su delgada figura se vió agraciada con un par de senos exhuberantes y firmes, sus ojos siempre tuvieron competencia por ser el foco de atención. Recordé sus pezones de color rosa, pequeños pero largos, que era imposible esconder una vez erectos.

Pero lo que más estaba grabado en mi mente, era esa actitud super sexual con la que se prestaba a cualquier juego, a cualquier experimento y a cualquier placer. Mi mente divagaba en esos anteriores encuentros cuando sonó el teléfono :
-“Ya estoy abajo”-  su ronquita voz me anunció.

Al entrar al elevador, decidimos que era suficiente de hipocresías y nos dimos un beso muy rico. Al entrar a la casa, ella estaba a medio vestir.

Su gusto por la lencería sigue siendo estupendo, Un bra de media copa que dejaba al aire sus pezones y una  hermosa tanga de encaje hicieron su aparición sobre la ahora bronceada piel de Lore, me detuve un minuto a deleitarme con sus largas piernas y su talle breve.

Allí caí en cuenta que la cortina estaba abierta y que los vecinos del edificio de enfrente podían disfrutar de la hermosa vista de sus enormes senos, no me importó mucho, y seguí en lo mío dejando la posibilidad de compartir el deleite de la figura de Lore.

Seguimos besándonos y acariciándonos por un rato más, hasta que ambos decidimos que era el momento de llevar ese delicioso cachondeo a algo más concreto.

Lore se percató de la enorme ventana y decidió aprovecharla, caminó hasta el sillón de manera muy sexy.. recargada en el respaldo del sillón y de cara a la ventana.. simplemente hizo a un lado la tanga y pasó su dedo por sus húmedos labios.

Hacía tiempo que no los recordaba, tiene una vagina suculenta, con labios gruesos y de un color rosado que invita a comerlos, ya brillaban con la humedad. Ella contoneaba ligeramente las caderas haciendolos más apetecibles con ese pícaro movimiento.

Al acercarme a ellos recordé su olor, fresco, limpio y excitante, todo un lujo. Percibí detrás de su aroma la cantidad exacta de perfume, un ligerísimo toque que complementaba su esencia volviéndola más rica. Otro detalle de una mujer verdaderamente sexy y elegante.

La vista para los vecinos debió ser deliciosa, una mujer exhibiéndo sus turgentes senos mientras a mí me ofrecía su vulva para ser lamida. Felizmente cumplí su mandato, y me embebí en su sexo, recorriendolo completo, disfrutando de su delicioso aroma y sabor, sintiendo como esos gruesos labios se abrían para dar paso a mi lengua.

Su clítoris es una pequeña perla rosada que se esconde detrás de su hermoso capuchón, coronado por una delgada y fina linea de vello púbico, en el que se pueden adivinar largos minutos manteniendolo con esa forma y ese largo perfecto. Al contacto con el aire, su clítoris comenzó a pulsar, como un corazón diminuto latiendo lentamente.

Mis dedos lo aprisionaron suavemente y comenzaron a jugar con él, pareciera estar conectado a la fuente del deseo, pues de inmediato la voz ronquita comenzó a transformarse en excitantes gemidos que iban aumentando en volumen al igual que su clítoris, que crecía con la excitación.

Las manos de Lore, hasta ese momento ocupadas en jalarse los pezones, se posaron en sus nalgas, separándolas y dejando en evidencia su hermoso culo.  – A él no le gusta, así que eres el único, es todo tuyo- De inmediato tomé posesión de él, confirmando con lo estrecho, la confesión que me acababa de hacer Lore.

En los pocos encuentros que hemos tenido, siempre ha reinado un ritmo lento, si bien intenso, nunca es con un ritmo atlético, ni frenético, aumentando esa sensación de elegancia que Lore irradia. Y no importa que esté diciendo las cosas más sucias y libidinosas, siempre está rodeada de una elegante luz que la hace parecer toda una condesa.

Con las cortinas abiertas, la luz prendida y nosotros haciendo piruetas en el sofá, la invitación a ser contemplados estuvo abierta por horas. Tras una deliciosa ducha, donde me cercioré de limpiar a conciencia su cuerpo, se atavió con ropa deportiva y la acompañé a su auto.

Nos despedimos con un beso largo, largo que presagia el distanciamiento del próximo encuentro.

 

4 respuestas a “La Condesa”

  1. Hasta apra decir cosas sucias y palabras fuertes hay que tener elegancia, si no se pueden oir vulgares. pero la dama que nos describes emana elegancia y sensualidad, (claro no podria ser de otra forma sin el narrador).
    Muy sexi, VOY A REEENTAAAR EL DEPAAAA DE ENFREEENTEEEEE.

    Lalo

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