El vaivén de tus caderas

El vaivén de tus caderas al caminar, provocaba que tu vestido danzara alrededor de tus muslos, los altísimos zapatos de plataforma le daban una personalidad putanezca a tus piernas, largas y morenas.

El escote no era tan pronunciado pero permitía admirar suficiente de tus senos como para desear estar entre ellos.

Tus ojos llenos de atrevimiento confirmaban el mensaje que todo tu cuerpo enviaba, “soy una hembra con ganas”

Sentada en la terraza con las piernas semi-abiertas, eras una invitación al placer, tus labios besaban la taza cada vez que sorbías café de ella. Pasaron unos minutos y nadie se acercaba, no esperabas a nadie y tu café ya estaba en su segunda mitad. Tu oferta estaba a punto de expirar, tu gesto había cambiado un poco..
ahora había una pequeña duda en el, ¿acaso nadie te había visto entrar, acaso nadie había notado el vaivén de tus caderas?

Le quedaba un último suspiro a tu café el cual apuraste, allí es cuando me descubriste viéndote embelezado desde el segundo piso.

Decidiste quedarte un poco más, prendiste un cigarrillo, subiste un poco tu vestido y arreglaste tu pelo de forma que no cubriera tu escote.

Ahora tus labios felaban el cigarrillo, arrancándole azulosos gemidos de humo, mientras tu mano jugaba con tu taza vacía.

Acariciaste tu cuello, tu pecho y tus muslos, todo de una manera muy coqueta y sutil, terminaste el recorrido, nuevamente en la taza vacía sobre tu mesa. Volteaste a verme, sonreiste y “distraidamente” abriste un poco más las piernas.

Un minuto después te dirigiste al baño. Cuando llegué a los servicios, estabas en el pequeño pasillo, esperando a que se desocupara el baño de mujeres. Pasé muy cerca de tí y pude oler tu llamativo perfume, nuevamente intercambiamos una sonrisa. Entré al baño de hombres, ví que estaba vacío y te hice la invitación a pasar.

Recorriste rápidamente los 2 metros de distancia con el rítmico vaivén de tus caderas, cuando entraste cerré la puerta asegurándola por dentro.

Al voltearme, estabas de frente a la pared, ofreciéndome tus redondas nalgas, levanté tu vestido y descubrí que no traías ropa interior. Comencé a besar tus piernas y nalgas, paseabas una mano por mi cabeza, jalándola hacia tu sexo, donde se encontraba tu otra mano, masajeando tu clítoris.

Tu labia era de un rosa intenso, abierta como mariposa, húmeda y en espera de ser venerada. Lamí todo el camino desde tus nalgas hasta tu clítoris, tus piernas se abrían para dar paso a mi lengua, tus senos salieron de detrás del escote, sin ningún tipo de bra que las contuviera. Te volteaste y pude comerme a placer tu clítoris, mientras veía tus pezones obscuros y de grandes areolas.

Con las dos manos empujabas mi cabeza hacia tu sexo, mi lengua trabajaba rápidamente para satisfacer tu urgencia, mientras mis dedos te exploraban. En poco tiempo comenzaste a temblar, tus manos se agarraron con fuerza a mi cabello mientras un gemido apagado y tus jugos calientes me indicaban que habías terminado.

Tomaste tu bolsa, mientras yo abría la puerta y me aseguraba que no había nadie en el pasillo, cuando te hice la seña, saliste hacia el baño de mujeres.

Sentado nuevamente en mi mesa del segundo piso, ví como saliste del baño, te dirigiste a la puerta y emprendiste tu camino. Disfruté del vaivén de tus caderas mientras te alejabas por la acera.

14 respuestas a “El vaivén de tus caderas”

  1. Auuuu, en qué lugar fue, digo para irme a tomar un cafesín por allá e igual me toca el mismo tratamiento antidepresivo y rejuvenecedor que le tocó a la protagonista!!!

    Jaja, se vale soñar, estamos entrando a la temporada en que “todo es posible” con sólo desearlo, que no?

    Un abrazo cálido para estos días más bien gélidos! 😉

    1. Como dices, todo es posible..

      Cuestión de estar en el momento indicado, en el lugar preciso.. es decir pura logística.

      😀

      Un simple café, puede tornarse todo un evento.

      Agradezco ese rico abrazo, calientito y con un ligero sabor a cocoa.

      ¡¡Un gran beso!!

  2. Los placeres del sexo fugaz… qué calor de buena mañana, Noc, y con el frío que hace ahí fuera.

    Gracias por tus letras, como siempre, limpias y seductoras.

    Guardate un beso mío en el maletín.

  3. Mi querido Noc en verdad que este relato lleno se sensualidad y erotismo fino como acostumbras, movio mis mas perversos deseos jejejejeje. Una buena opcion es explotar esas dotes de gran escritor que tienes.
    Un abrazo y esperamos el siguiente

Responder a El Noc Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *