El sol de Cancún

Estoy en una palapa, para ser preciso la palapa donde trabajo, desde ella puedo ver la playa, y las 2 piscinas del hotel, vacias en este momento.

La lluvia ahuyentó a todos los turistas mandándolos a sus habitaciones (no se les fuera a mojar el traje de baño). Algo delicioso de las pequeñas lluvias en Cancún es que el agua es tibia, así que hasta rico es que llueva. Llevamos 2 días con estos chaparrones que duran 30 minutos tras los cuales sale el sol a pleno y vuelve a elevar la temperatura, 3 o 4 horas después vuelve a llover y así..

Han sido días malos para la venta, así que estoy un poco aburrido en mi “oficina” con vista al mar. Ya casi no llueve pero la gente está asomada desde las ventanas de su habitación anhelando que se quite por completo para volver a salir a la playa (¡¡¡maricotas!!!).

Por el camino de adoquín veo acercarse 5 figuras femeninas que vienen paseando muy quitadas de la pena aún y con la ligera lluvia. todas vienen en bikini y pareo, dos de ellas traen playera. Cuento 2 cabelleras negras, una rubia, una pelirroja y una castaña, alcanzo a ver curvas muy pronunciadas en 3 de ellas, una menos exhuberante, pero también de figura femenina, otra muy esbelta, una figura más bien elegante.

Se han tardado casi 10 minutos en recorrer escasos 15 metros, durante los cuales se han tomado fotos en todas las combinaciones factibles: frente a una palmera, sentadas en una de las bancas, una por una, en grupo, en pares, haciendo gestos, haciéndose las lindas, con pareo, sin pareo, etc..

Quién soy yo para quejarme, esas fotos me han dado la oportunidad de verlas desde todos los ángulos posibles, Me dejaron ver las largas piernas de una, las caderas amplias y exhuberantes de la otra, el escote que apretadamente cubría a otra, el pequeño “cola-less” negro que presumía otra de ellas..

Seguían tomando fotos cuando la ligera lluvia arreció y en cuestión de segundos se convirtió en chaparrón, así que corrieron hacia la palapa para guarecerse del agua. Gustosamente les dí posada en mi comfortable palapa y comenzamos a platicar.

Argentinas que venían de Miami tras un largo crucero, todas solteras (por lo menos durante el viaje) 23 años promedio, con ganas de divertirse, estarían 9 días y andaban en busca de alguien que las llevara a bailar.  ¿Dónde encontraríamos a alguien que conociera la vida nocturna de Cancún, que tuviera la intención de divertirse, y que quisiera llevarlas a las 5? Tras mucho pensarle, me tuve que ofrecer de voluntario nocturno, todo por el turismo.

Durante los siguientes minutos el chaparrón se convirtió en tromba, al parecer había entrado un temporal o algo por el estilo. Un fuerte viento acompañaba las cascadas de agua fría. La palapa tenía un anuncio luminoso que nos protegía del viento, aún así las repentinas corrientes de aire han hecho bajar la temperatura y por increíble que fuera hacía frío en Cancún.

Este efecto despertó los pezones de todos en la palapa. Los delgados bikinis no dejaban nada a la  imaginación y el escote que estaba a punto de reventar, mucho menos. Esto provocó en mí una erección que era visible bajo los pequeños shorts del uniforme.

Mientras seguíamos platicando y bromeando, los truenos llegaron, el frío incrementó así que nos acercamos un poco para podernos calentar, ahora podía sentir la tibieza de su piel y percibir su aroma. La operadora de radio de la empresa comunicó que el puerto se había cerrado, comenzó a pasar lista de todos los puntos de venta para recibir confirmación del cierre. Llegó mi turno para contestarle a la operadora. Me puse de pié con una pierna en el centro del círculo que habíamos formado, y con la otra deteníendome del anuncio para no caerme, mientras me estiraba para alcanzar el radio y protegerlo de la lluvia. En esta posición mi erección se hizo más que obvia y mi pelvis quedó a centímetros de ellas.

Mientras le dictaba mis números a la operadora, escuché un par de veces el sonido de la cámara, de reojo ví que una de ellas estaba simulando abrazar mi pierna mientras otra acercaba su boca a mi erección, el sonido de la cámara nuevamente. Sentí muy cerca una mano, justo en donde terminaba el short, imagino que fingía acariciarme la pierna. Bajé mi mano para encontrar la suya y se la pegué a mi pierna.

Grititos y risas llenaron la palapa, la mano que al principio se vió sorprendida, ahora apretaba mi muslo y se metía debajo del short, nuevamente escuché la cámara. La que estaba del otro lado puso sus dos manos en mis nalgas y acercó la cara como para morderlas, 2 cámaras se escucharon.

Terminé de dar mi reporte de cierre y recibí la confirmación. Era la 1:30 pm, no tenía que trabajar, estaba con 5 argentinas, 1 de ellas recién me había apretado las nalgas y la otra tenía su mano a centímetros de mi erección.. ¡¡JA, Soy suertudo o qué!!

Apagué el radio y muy lentamente me giré, todas tenian cara de muy divertidas, los pezones seguían erguidos y un par de rostros estaban rojos. Me pidieron que no me sentara, para poder seguir tomando fotos, me fuí cambiando de lugar, casi todas me apretaban las piernas, una me pidió permiso para morderme.  La pelirroja me preguntó si tenía “cuadrado el abdomen”, levanté mi playera para que decidieran. Nuevamente grititos y risas, ahora acompañados de un corito “eeeh eeeh eehh, fuera remera, fuera remera”.

El tormentón no parecía detenerse y el aire cada vez estaba más frío, así que decidimos correr los 80 metros hasta su suite para estar más cómodos. Al pasar por la mini bodeguita de Robert, el encargado de actividades del hotel, que estaba guarecido de la lluvia, le hice la seña de seguirme. No dudó ni 3 segundos.

Robert y yo ya habíamos hecho equipo varias veces antes, así que nos entendíamos perfecto: jacuzzi, drinks, smiles, kisses, clothes off, ¡¡¡score!!!

Mientras él preparaba el jacuzzi, yo mezclaba cocteles y tenía listos 3 caballitos para aquellas que no tenían la carita colorada. 10 minutos y estábamos todos en el jacuzzi disfrutando de lo lindo. Yo empezaba una broma, él la terminaba, él ganaba un reto, yo le quitaba el top a la perdedora, él servía otro drink, yo convencía a la más rejega de tomárselo, todo sin mediar palabra (la importancia de un buen wingman).

6 de la tarde, una escasa luz inunda la suite, el minibar muestra estragos de la batalla, pareos y bikinis yacen en el piso, 4 argentinas desnudas en la cama con la sonrisa y sopor propios de un buen acostón, la argentina que más estoicamente resistió, final y felizmente se deja hacer por un mexicano y un canadiense.

Todo bajo el sol de Cancún (¿?) que desapareció por 3 dias, cerrando el puerto y dejándonnos a Robert y a mí sin otra ocupación que atender a nuestras visitantes como se debe.