“Hola, buenas tardes mi nombre es M.. y estoy a tus órdenes”
Esta era la frase con la que abría un mail, que venía acompañado de unas fotos muy sexys, en donde se veía una mujer de ojos negros, pelo castaño corto, nada mal parecida y que me invitaba a agregarla al messenger. Ese primer mensaje no le hice mucho caso, pues es una forma muy común de spam, así que simple y sencillamente lo borré.
“Hola, buenas tardes mi nombre es M.. y estoy a tus órdenes”
La ya conocida frase aparecía nuevamente en mi correo a unos días de haber recibido el primero, esta ocasión venía acompañado de más fotos y un número de celular, por lo que descarté que fuera spam, así que primeramente agregé a mi messenger a este contacto y esperé a ver que sucedía.
No habían pasado ni 24 horas de haber agregado a M a mis contactos, cuando me mandó un mensaje..
“Hola, buenas tardes mi nombre es M.. y estoy a tus órdenes”
Aquí me cayó el veinte y finalmente comprendí en su totalidad la frase..
-¿Estas buscando amo?
-Si-
-¿Cómo eres?-
-Soy muy puta y estoy lista para hacer todo lo que te plazca-
-¿Vainilla?-
-No, Slave-
-Márcame a este número..-
Inmediatamente vi en mi celular el número que había mandado en el mail, respondí la llamada y una voz femenina profunda y muy interesante me pidió que le diera la oportunidad de complacerme. Está por demás decir que yo tenía el control absoluto de la situación ella esperaba órdenes, lo único que tenía que decirle era una lugar y una hora para podernos conocer.
-¿En dónde estás?-
-Polanco-
-Ok, en el Sushi itto de Polanco a las 6 de la tarde-
-¿Le puede marcar mi marido?-
-Si-
Cuestión de 5 minutos después, recibí una llamada de un número desconocido, del otro lado una voz masculina me daba los datos de M para confirmar que era su esposo. Me hizo un par de preguntas y conversamos muy cordialmente durante casi 20 minutos, al final me dijo que estaba de acuerdo con que me viera con M, me confirmó la cita a las 6 de la tarde.
-Cómo quieres que vaya vestida-
-Tú conoces mejor su guardaropa-
-Muy bien, nos vemos en la tarde-
Llegué al lugar acordado justo a la hora, ellos ya estaban allí:
Un tipo muy bien parecido, atlético, 1.80 mts. aprox. pantalón negro, camisa blanca, blazer negro, con la cabeza afeitada, lentes obscuros. Ella una chica bastante bien parecida, 1.60mts. una blusa larga de gasa, una gargantilla de cuero y unos stilettos negros eran toda su indumentaria.
Los asistentes podían ver todas las curvas del cuerpo bastante bien formado que pasaba frente a ellos, sin embargo al ver a su acompañante desviaban inmediatamente la mirada. Nos dieron una mesa muy apartada y con poco tráfico así que podíamos hablar y hacer con bastante libertad.
La comida/cena transcurrió sin ningún incidente, con una plática fluída, sin tocar en ningún momento en la camaradería abierta, pero bastante cordial. La única bebida con la que acompañamos la comida fue agua. Al terminar la cena él me pregunto si había algún problema si yo pagaba la cuenta.
-No, por supuesto que no, yo pago la cena pero ella se la tiene que ganar-
-Encantado, cómo quieres que lo haga-
-Que me alcance en el baño-
-Como usted indique-
Así que tras pedir la cuenta, me dirigí al baño y un minuto después entró ella. Nos metimos a uno de los gabinetes y se arrodilló para felarme, mientras yo le acariciaba las tetas y nalgas, tras un rato de estarmela chupando le indiqué que se empinara. -si señor- Puso el culo en el aire lista para que la penetrara. -pégueme, por favor- comencé a nalguearla, hasta dejarselas de un rojo vivo que hacía juego con su vulva húmeda, la tenía agarrada del cabello como si fueran riendas, así que literalmente la estaba montando. -por favor, regáleme su semilla aquí- y me dió un fino pañuelo de lino que traía en la mano.
-useme como quiera- al mismo tiempo que se abría las nalgas, la enculé allí mismo sin mayor preámbulo, estaba realmente apretada y lo disfrutaba muchísimo, mi pene se deslizaba con cierta facilidad, estaba a punto de eyacular así que extendí el pañuelo sobre sus nalgas listo para recibir mi semen.
Al terminar le pedí que me limpiara, de inmediato se hincó y comenzó a lamer mi pene hasta que le ordené que se detuviera. le entregué el pañuelo y salió del baño. Poco después los alcancé en la mesa, él doblo el pañuelo y se lo guardó en el bolso de la solapa, del bolso interior del blazer sacó una cadena y me la entregó.
Terminamos nuestros postres, pagué la cuenta, le puse la cadena a M y salimos de allí..
continuará?
Seguramente, pues ese fué el primer encuentro de varios, así que por acá encontrarás más de esa historia.
¡Saludos!