La voz en el teléfono era la de una mujer madura. Me había mandado un correo previamente, pues estaba interesada en el anuncio y quería preguntarme algunas cosas sobre los diferentes servicios, así que le envié el número donde podía contactarme.
Tras una llamada donde le respondí todas sus dudas, finalmente se decidió y quedamos de vernos en un hotel que tiene mesas de masaje en algunas habitaciones. La cita era para las 6 de la tarde del día siguiente.
Llegué al hotel armado con aceites y cremas varias, con la idea que mi clienta era una mujer en sus 50’s. Dicho y hecho, al abrirse la puerta me recibió una mujer enfundada en una bata de baño pachona y toalla/turbante en la cabeza a la que calculé unos 52 años. Continuar leyendo “El masaje de las 6”