Ñora Vulgaris

Eran las 11 de la noche y finalmente, un día larguísimo de trabajo terminaba. Carlos, el encargado técnico del proyecto y yo, nos dejamos caer en los largos asientos del restaurante.

Además de cansados estábamos hambrientos así que nuestro humor no era el mejor; Mientras esperábamos nuestros platillos, el silencio predominó en la mesa. La comida hizo su mágico efecto y para cuando llegaron nuestros platos principales, la plática era nuevamente amena y abundante. Con los postres y café llegó la sobremesa y finalmente notamos a la mujer que estaba sentada en el gabinete frente a nosotros.

Una señora de unos 58 años, regordeta,  pelo negro mal recogido, máscara de maquillaje y enormes tetas que lucía descaradamente en una blusa escotadísima que en sus mejores momentos debió ser blanca, pero que ahora era amarillenta. Una falda negra que se encontraba arriba del muslo, principalmente porque la señora tenía las piernas completamente abiertas enseñándonos unos calzones beige.

Ninguno de los dos la habíamos visto y al descubrirla soltamos una disimulada risa, pues la señora hacía todo lo posible para  ser sexy. Al no funcionar sus técnicas más “sutiles”, recurrió a hacer su calzón a un lado y mostrarnos un pubis peludo y que invitaba a salir corriendo para comprar unas tijeras y podar un poquito aquella panochita amazónica. El restaurante estaba casi desierto pues ya era casi medianoche, así que podíamos disfrutar libremente del espectáculo. Continuar leyendo “Ñora Vulgaris”

Speed Girl | El costo del paraíso

Escucho en la lejanía la eterna música electrónica de la habitación gitana, siento los brazos de Mjhaela rodeándome la espalda, a la vez que yo abrazo a la pequeña Annika. Disfruto de la tibieza de nuestros cuerpos entrelazados y la última bruma del profundo sueño de hash. Mi mano se comienza a deslizar por la cintura de Annika, sin prisa alguna llega a sus muslos, mientras los acaricio me percato de lo delgados que son.

Perezosamente mi mano llega hasta su ombligo y comienza a hacer pequeños círculos a su alrededor, ella instintivamente arquea su espalda para acercarse más a mi cuerpo. Alentada por esta reacción, mi mano continua su viaje y ahora va en pos de sus senos, al llegar a ellos los siento pesados y grandes, mucho más grandes de lo que recuerdo.. Continuar leyendo “Speed Girl | El costo del paraíso”

La buena esposa

Sin temor a equivocarme, puedo decir que Helena es una mujer notable:

Lleva una excelente relación con su esposo, atiende a sus hijos amorosamente, mantiene su hogar perfectamente, prepara la comida de su familia con esmero y excelente gusto culinario, es presidenta de la asociación de padres de la escuela de sus hijos, su casa está decorada con suma elegancia, habla 3 idiomas y tiene un título universitario.

Al nacer su primer hijo, tomó la decisión de renunciar a su carrera profesional y dedicarse a ser la estupenda mamá, esposa y ama de casa que es.

Alguna vez le he dicho a Helena que es como si fuera la guionista de esos programas del hogar, desde las manualidades, hasta las galletitas horneadas, su hogar es simplemente impecable.

Es por esto que Alan está mas que contento con cumplirle su único capricho “fuera de lo común” a Helena y cómo no, después de trabajar con tanto empeño en su hogar creo que se lo merece. Continuar leyendo “La buena esposa”