Nunca me había puesto a pensar en la importancia de encontrar una canción que refleje nuestro estado de ánimo, pero hoy al estar escuchando una canción que dió justo el contexto que necesitaba en esta tarde melancólica y lluviosa, pensé cuantas veces no hemos desgastado una canción escuchándola una y otra y otra y otra y otra vez..
Ya sea que refleje un estado de éxtasis y alegría que te hace reír y te ayuda a brincar y bailar a todo lo que das, o que brinde los escondrijos que tu mente y alma necesitan para refugiarse, perderse, pensar, o esconderse a lamer sus heridas.
¿Quién no ha gritado a todo pulmón “Puto el que no brinque, al que no salte” en pleno paroxismo?
¿O quién no ha barrido la calle con el ánimo, mientras escucha “Cielo Rojo”?, ¿Cuantas veces no has descubierto caprichosas figuras en el techo escuchando “The dark side of the moon” o a quién no se le acelera el latido y le sale a flote el rebelde interior cuando escucha “break on trough”, acaso soy el único que siente que le estorba la ropa cuando suena “You can leave your hat on”, a poco no tienen la imperiosa necesidad de ponerse a mover la cabeza cuando empieza el famosísimo riff de “Smells, like teen spirit” o No les invade la necesidad de acariciar todo el cuerpo de su pareja cuando escuchan “Glory Box”, a poco no comienzan a caminar como Disco Stu cuando escuchan “Born to be alive”?