Sentado en el Vips de Holbein, mientras esperaba a una persona para una reunión de trabajo, cruzó la puerta una mujer acompañada de su esposo, un niño y una niña, la seguí con la mirada y cuando nuestras miradas se encontraron, regresé 18 años en el tiempo:
-“Ella es Carolina, es bien ponedora y es un desmadre”-
Fue la respuesta de Oswaldo, uno de mis compañeros de aventuras en la preparatoria en turno, al preguntarle por una chica de talla mediana, castaña clara, cara muy bonita y ojos aceitunados.
Acababa de pasar frente a nosotros y como la mayoría de las chicas de esa prepa, llevaba la falda gris a medio muslo, el horrendo suéter guinda que todos debíamos usar, pero lo más interesante era su blusa blanca, que a diferencia de todas las demás chicas, ella usaba con 3 botones desabrochados, haciéndole un escote verdaderamente escandaloso.
-“¿Preséntamela, no?”- Le pedí a mi amigo mientras en mi mente aún disfrutaba de las tetazas que asomaban en el escote. Continuar leyendo “Calorina”