Nuevas historias

El inicio de un nuevo capítulo

Hace unos años decidí experimentar una actividad distinta a lo que siempre había hecho y probar suerte en la industria del Hospitality por medio de una conocida plataforma.

Debo decir que esta aventura, que al día de hoy sigo llevando a cabo, me ha dejado vivencias muy positivas, en las que he conocido y compartido mi espacio, con gente de diversas nacionalidades, creencias, ideologías y profesiones.

Por supuesto, también me ha brindado nuevas y agradables experiencias sexys, que compartiré con Uds. en las siguientes entradas de este blog.

1.- La Buena Química

Cada ocasión que abres la puerta para recibir a un nuevo Huesped, hay un poco de nervio, emoción y expectativa, pues nunca sabes quién(es) está(n) del otro lado de la puerta y estos primeros segundos ayudan a descubrir qué tipo de conexión y empatía habrá. Un poco como una cita a ciegas.

En esa ocasión, al abrir la puerta para recibir a quien sería mi Huesped por 7 noches, me encontré con una joven espigada, de ojos grandes y expresivos, pelo lacio muy largo, con una agradable sonrisa y al igual que yo, con una ligera expectativa en la mirada.

La invité a pasar para mostrarle su habitación y darle el tour a la casa. Desde el principio hubo una buena conexión, se sentía una vibra muy positiva y agradable.

Unos minutos después de haber dejado su equipaje y refrescarse un poco tras el viaje, estábamos sentados con un vaso de agua de jamaica, platicando como si nos conocieramos desde hace tiempo. Me platicó que era química y venía a la Ciudad de México para tomarse unas vacaciones, visitar algunos muséos y asistir a un famoso festival de música que iniciaría el jueves siguiente.

La plática continuó de forma muy fluida y ella propuso cambiar el agua de jamaica por algunas cervezas. Unas horas después éramos como grandes confidentes. De manera casi instintiva, habíamos ido acercando nuestras sillas y ahora estábamos muy cerca.

Ella seguía con su ropa de viaje: una amplia sudadera y unos pants holgados, que poco o nada mostraban su figura. Ahora que conversábamos sobre algunas rutinas de ejercicio, se levantó un poco la sudadera dejando ver un abdomen plano y bastante ejercitado que ya mostraba indicios de abs, para mostrarme los resultados de su rutina.

Por supuesto llegamos al tema de los glúteos y las piernas. Para mi deleite y sorpresa se puso de pié y bajó los pants holgados, dejando a la vista unas piernas muy torneadas, con un tono muscular espectacular.

Pero lo que verdaderamente cautivó mi mirada fue su panty color blanco que mostraba una muy sexy y prominente huella de camello, enmarcada por una amplia mancha de humedad. Giró un poco su torso y cadera para dejarme ver sus redondas nalgas que se adivinaban durísimas.

Sin pensarlo, le dí una nalgada, corroborando que tenían muy buen tono muscular. Ella soltó una pequeña risa -Dame otra, pero más fuerte- me dijo parando las nalgas para facilitarme la acción. En lugar de darle una nalgada, la jalé hacia mí y recostándola en mis piernas con las nalgas paradas, como niña que van a castigar.

Con mi mano izquierda, comencé a frotar su vulva. Su panty estaba empapada. Mi mano derecha, reacomodó su panty, para convertirla en una improvisada tanga. Empecé a sobar sus redondas nalgas, dándole de vez en cuando una sonora nalgada.

Ella paró más las nalgas y abrío las piernas para darme mejor acceso a su panocha empapada. – Uff, si, si que rico.. dedéame rico, sácame todos mis jugos- Y no exageraba al decirme esto, poco después, mi pantalón recibía su copioso squirt, acompañado por sus deliciosos gemidos y una ligera mordida en mi muslo.

Durante los días de su estancia, nos despertábamos temprano para hacer juntos nuestras respectivas rutinas de ejercicio, pero invariablemente terminábamos desnudos y teniendo una buena sesión de cardio. Tras la sesión mañanera, ella salía a seguir su plan turístico y por la tarde regresaba para otra sesión de cardio conjunto.

Por la noche, salíamos a algún bar o a cenar y regresábamos para seguir disfrutando de la buena química que nuestros cuerpos tenían. Al final de su estancia, nos despedimos como grandes amigos y buenos amantes: con un gran abrazo, una amplia sonrisa, el cuerpo satisfecho y el corazón contento.