Los Visitantes (II)

En el trayecto del jardín a la habitación de Alberto y Sonia, hicimos una escala que me mostró la activa imaginación y la enorme lascivia de Sonia.

Esta escala fue justo enfrente a la cámara de seguridad de la cocina.
– “Para que tengas un muy buen recuerdo mío.”-

Tras echar un vistazo a la cámara me colocó donde consideró, era el mejor ángulo e inmediatamente se hincó para seguir con su delicioso hacer con la boca.

Su saliva escurría profusamente desde mi glande, en verdad era una mamada muy, muy, muy mojada. Sus manos, de manera experta, acariciaban y apretaban mis huevos generando una constante oleada de placer.

– “Que ganas de estar bien empalada mientras te como la verga”- me dijo con la mirada llena de lujuria, mientras se daba golpes con mi miembro en la cara.

Aprovechando la cercanía del frutero, tomé un plátano. Llené mi mano con la saliva que escurría de mi verga y tras lubricar el plátano profusamente le dije a Sonia:
– “Levanta las nalgas, que te lo vas a comer completo”-

Ella gustosamente cambió su postura para seguir mamando mi verga mientras le metía el plátano en la panocha.

Me dediqué a complacer su sexo con el plátano, variando los diferentes movimientos con los que se lo metía en esa vulva hambrienta.

Mientras seguía mamando deliciosamente, sus gemidos se iban incrementando. Movía sus caderas de una manera espectacular. Era hermoso ver ese enorme culo moverse al ritmo con que la penetraba con el plátano.

No pasaron más de 5 minutos cuando un enorme chorro salió disparado de su vulva… Junto con un delicioso grito:

-“¡Ay cabrón, cabrón, cabrón. Que rica venida, que delicia. No mames!”-

Inmediatamente se metió mi verga hasta la garganta. Su nariz tocando mi estómago.
Puso sus manos en mis nalgas y me jalaba hacia ella, queriendo meter más profundamente mi verga en su boca.

Yo nunca antes sentido algo parecido, una verdadero “deep throat” que sensación tan espectacular y por si fuera poco con la punta de la lengua lamía mis huevos. ¡Uff! Que sensación. Por la sorpresa y novedad moví mi pelvis hacia atrás, intentando liberar mi pene de esa extraña pero deliciosa sensación. Sonia nuevamente jaló hacia ella mis nalgas, pude ver sus ojos vidriosos, la quijada completamente abierta y una mirada de intensa lujuria. Se quedó así por unos 15 segundos, en los que pude ver como su rostro se iba enrojeciendo. Liberó mi pene de su boca y garganta para tomar una larga bocanada de aire.

-“Mmmhh… me encanta la sensación de ahogarme con una verga”-

Tras decirme esto repitió la operación, desapareciendo mi verga en su boca y quedándose así otros 20 segundos, los ojos vidriosos, el rostro completamente enrojecido, largos hilos de saliva escurriendo por su boca y cayendo en sus enormes senos. Toda una hermosa puta esta mujer.

4 o 5 veces repitió la misma operación, me parece que jamás había tenido tanta saliva en mi pene y escroto, yo estaba extasiado con su hacer.

Me pidió que me recargara en la barra de la cocina, siempre buscando el mejor ángulo de la cámara. Se hincó detrás de mí y primero me empezó a chupar los huevos mientras su mano ágil y habilidosa jugaba con mi verga totalmente cubierta de saliva. Su boca comenzó a dirigirse a mi perineo y luego a mi ano.

Recibí un beso negro con la misma gran habilidad que me había mamado la verga, su mano me seguía masturbando. Era una sensación deliciosa, ella estaba completamente concentrada en darme placer y yo me dejé hacer. Poco tardé para eyacular copiosamente, pues esta mujer era una verdadera amazona del sexo.

Con una sonrisa amplia y traviesa; el rostro húmedo de saliva, sudor y un poco de semen que había recuperado con su mano, me invitó a seguir nuestro camino a su habitación.

Comenzó su andar, contoneando sus nalgas para invitarme a seguirla. Mientras caminábamos hacia la habitación, me decía las guarradas más deliciosas con un tono de voz obscuro y sexoso, al llegar a la habitación mi pene estaba completamente erecto y deseoso de darle guerra a esta experimentada guerrera sexual.

Al llegar a la habitación ella se acostó en la cama y mientras se magreaba las tetas me dijo:
-“Alberto ya no tarda en llegar, me gustaría que lo esperáramos para que me puedas meter la verga en mi panocha… si no te molesta”-

Por supuesto que no me molestaba y así se lo hice saber.

-“Mmh… que bien, pero podemos seguir jugando mientras, ven quiero saborear tu verga nuevamente”-

Se acomodó en la cama con la cabeza colgando, posición estupenda para otra “garganta profunda”, de inmediato me acerqué y le puse la verga en la boca… ella nuevamente la engulló de inmediato y sus manos volvieron a agarrar mi cadera para jalarme hacia ella.

Al principio me quedé quieto, metiéndole toda la verga hasta la garganta, tras unos segundos noté que con sus manos me invitaba a iniciar el mete-saca. Comencé a moverme despacio, pero nuevamente sus manos empujaron y jalaron mi cadera para controlar el ritmo y debo decir… Sonia quería que le imprimiera un ritmo bastante acelerado, así que comencé a bombear a buena velocidad.

Sonia me indicaba con sus manos cuando necesitaba que sacara todo mi miembro para tomar aire y también me indicaba cuándo la podía meter y volver a bombear.

Esta era una deliciosa postura que en verdad disfrutamos los dos, la sensación de su garganta, la imagen de sus enormes tetas rebotando, el sonido de ahogamiento y la eficiente manera en que Sonia controlaba todo, era un alucine erótico.

Estaba a punto de terminar cuando Sonia nuevamente me indicó que la sacara completamente. Esta pausa fue un poco más larga y aprovechó para decirme
-“Algo que me calienta mucho es el olor de los huevos de un hombre, déjame olértelos”-

De inmediato comenzó a olfatearme, primero con aspiraciones cortas, después profundas y largas.

-“MMMMMMHHH que rico huele la mezcla de tu olor con el de mi saliva, me gusta como hueles. En el jardín pude olerte antes de mi saliva, hueles muy limpio, y me gusta cómo se mezclan nuestros olores. Ven embárrale a esta puta tus huevos por toda la cara”-

Era increíble cómo podía calentarme tanto, solamente con sus palabras. Pareció que me adivinaba el pensamiento:
-“Ya descubrirás lo guarra que me hizo Alberto… y cuánto lo disfruto”

En este momento se escuchó la puerta de la casa, Alberto había llegado.
-“Déjame volverte a oler, en lo que sube Alberto, le encanta encontrarme atendiendo a alguien como buena puta”-