Todos los que hemos hecho uso de un gimnasio en algún momento de la vida, sabemos que uno de los grandes beneficios de acudir a este templo de bienestar, es el placer visual.
Y este goce estético es por igual para hombres, mujeres o quimeras, porque siempre habrá un cuerpo que te llene la pupila, sin importar tu género o preferencia.
Si además le agregamos que dichos objetos de deseo andan con ropas entalladas, minúsculas o reveladoras y que se presentan frente a uno en posiciones o movimientos sugestivos, con sonidos guturales muy emparentados con la lujuria y exhalando feromonas al por mayor, pues la visita al gimnasio se convierte en una muy civilizada horchata.
Además del placer vouyerista, en lo personal encuentro muy interesante el microcosmos social que se desarrolla en este lugar, reglas, clanes, jerarquías.. una pequeña sociedad que me gusta observar y desmenuzar.
Descubrir los roles, las historias, los motivos de cada personaje, es algo en lo que también me puedo perder, siempre y cuando no haya unas firmes nalgas moviéndose rítmicamente frente a mí, claro está.
En esto estaba (viendo unas firmes nalgas en unas mallitas rosa pálido que dejaban ver una pequeña tanga color uva por debajo, cuya dueña estaba haciendo squats a unos 5 metros de mí) cuando un pequeño toque en el hombro me sacó de mi “concentración”. A mi lado descubrí uno de los chorromil entrenadores de este gimnasio. Desde hacía varios días intentaba o buscaba algún momento para entablar conversación, pero hasta este momento había logrado evadirlo.
No con mucha disposición, me quité los audifonos y me preparé a escuchar algún comentario o sermón sobre mi técnica en la elíptica, pero no.. simplemente abrió su speech con: “Estas viendo a una de las hermanas sabrosura, la otra esta allá, haciendo press de pecho..”
Volteé a ver donde su mirada apuntaba para descubrir unos hermosos senos, redondos, redondos (plastic fantastic, asumí de inmediato) con unos pezones parados que sobresalían de la tela moradita que los aprisionaba.
-“¿A poco no están bien buenas?”- Asentí con la cabeza y levanté el pulgar al mismo tiempo que aceleraba el paso. Buen entendedor, comprendió de inmediato, me palmeó la espalda y se retiró.
En otra visita al gimnasio, mientras corría en la caminadora (¿?) la nalgona de las hermanas sabrosura decidió hacer nalga press justo en la banca de enfrente de mí, puso los discos en el soporte , agachándose SIN doblar las rodillas, verificó que quedaran bien (de cada lado) y luego se acostó bocabajo.
Namás como para serciorarse que tenía mi atención, se ajustó la mallita gris, jalándola un poco más. Con este movimiento, la costura separó sus nalgazas al perderse entre ellas.. Una vez ajustada la mallita comenzó a ejercitar sus piernas y nalgas subiendo despacito despacito las pantorrillas.
Mi ritmo cardiaco se disparó, seguro fué por el ligerísimo aumento de inclinación que el programa realizó en la caminadora.
Tras 5 minutos de nalga press, decidió ejercitar la parte interna de los muslos, haciendo uso de la máquina que se encontraba a 2 metros a mi derecha, en la que, sentado, se deben abrir y cerrar las piernas para vencer la resistencia de la máquina.
Así que allí estaba yo viéndo como abría y cerraba las piernas mientras mantenía el contacto visual conmigo.. A menos que me mandara un mensaje de texto, no podía ser mas clara.
Le sonreí y muy coquetamente me cerró el ojo, “casualmente” la mallita se comenzó a jalar haciendo cada vez más notorios los labios de su vulva. Tras 5 minutos se levantó, se rajustó la mallita y siguió su rutina como si nada.
Esa ocasión nuestras rutinas no volvieron a ponernos cerca, pero un instructor tuvo a bien pasarme un tip: -“Si la haces bien con ellas, vas a tener un buen de amiguitas”-
No he tenido ocasión de ir al gimnasio, pero espero poder hacerlo muy pronto.
Como siempre transformas lo cotidiano en sublime y sensual, es en verdad interesante y depurada tu narrativa, gracias por compartir con nosotros tan gratas experiencias.
Un abrazo
Como siempre transformas lo cotidiano en sublime y sensual, es en verdad interesante y depurada tu narrativa, gracias por compartir con nosotros tan gratas experiencias.
Un abrazo