Pelo rubio, ojos azules, piel muy blanca y con facciones de muñequita, Verónica era la típica niña bien portada, tranquila y estudiosa. Eramos compañeros de salón desde 1º de secundaria, algún par de ocasiones habíamos sido compañeros de equipo, pero realmente no podía decir que fuéramos amigos, la única amiga que tenía era Noemí, una chica igual de tímida y estudiosa que ella.
Un día como tantos en que me disponía a pasar 2 horas extras en el salón de castigados después de clases, se abrió la puerta y mayúscula sorpresa me llevé al ver entrar nada menos que a la directora en persona trayendo a Verónica.
Una vez que se había ido la temible directora y tras asegurarme que no había nadie detrás de la puerta, le pregunté a Verónica porqué estaba allí. -“Para que te haya traido ella personalmente, es porque hiciste algo realmente malo”- Verónica simplemente agachó la mirada y se soltó a llorar. Aún con los ojos hinchados por el llanto, la nariz moqueante y las mejillas rojas, se veía muy linda, como muñequita de porcelana de finísimas facciones.
Cinco minutos después nos entregaron las consabidas hojas de ejercicios que teníamos que entregar dentro de 2 horas. Al cerrarse esa puerta, no se volvía a abrir hasta que terminara tu castigo.
Verónica aún sollozando comenzó inmediatamente a hacer sus ejercicios…
– ¿Qué haces? – le pregunté.
-Respondo mis ejercicios
-Pero son muy fáciles, en 20 minutos los acabas y luego no tienes nada que hacer – me ignoró y siguió haciendo sus ejercicios, “Pff.. Novata” pensé.
La dejé trabajar sin interrumpirla, pero me dí cuenta que entre sollozo y sollozo no pasaba de la segunda hoja.
-¿Porqué estas aquí? No dijo nada e intentó seguir con sus ejercicios. 5 minutos después, aún no pasaba del mismo ejercicio, me acerqué para ver mejor y me di cuenta que no lo estaba haciendo correctamente.
-Estas despejando mal la variable, por eso no te sale – Me fulminó con la mirada y me dijo que ella sabía hacerlo.
-No, no sabes. De hecho el ejercicio anterior también está mal
-¿Porqué dices que esta mal?”- me preguntó hecha una furia -.
-Porque está mal… verifica tu comprobación – ahora estaba roja y con el puño apretado -.
Me senté junto a ella y le comencé a explicar donde se había equivocado.
-Nunca le he entendido bien a estas cosas, me enfadan
-¿Y cómo es que siempre pasas los exámenes? – Nuevamente se puso roja y se quedó en silencio -.
-Te resuelvo tus hojas, pero me cuentas porqué estas aquí.
-¡No! Yo puedo sola.
-Ok, pero por si no lo sabes, estos ejercicios te los califican y afectan tu promedio.- Se quedó ponderando por un minuto y finalmente respondió
-Sólo si me prometes que no vas a decirle a nadie – su mirada era mucho más serena.
-Prometido
-La directora me atrapó… “jugando” en el baño
-¿Jugando?
-Si.. jugando, me estaba… me estaba… tocando
¡¡Wow!! La muñequita “se tocaba”… ¡¡en la escuela!! No imagino mi cara de sorpresa pero ella, al verme me suplicó que no le dijera a nadie, me recordó que se lo había prometido.
-No te preocupes, no se lo diré a nadie, pero… ¿como fue que te descubrió la directora?
-No sé, simplemente entró y me dijo que dejara de hacerlo y que saliera del baño, me trajo inmediatamente para acá y que iba a hablar con mis papás.
-Uy, si que tienes un problema, ¿qué carajos hacías tocándote en el baño?-
-Lo hacemos muy seguido, pero hoy Noemí no se quedó cuidando.
Después de esta frase, ya no pudo detenerse y siguió confesándose sin omitir detalle alguno, parece que moría de ganas de contarlo.
Recordé haber visto muchas veces a Noemí y Verónica cómodamente instaladas afuera de uno de los baños más solitarios de la escuela, en el tercer piso, pero siempre pensé que simplemente eran tímidas y solitarias.
Me explicó que les encantaba ese lugar porque podían ver todo el patio sin que nadie las viera, casi nadie usaba ese baño y se turnaban para vigilar mientras la otra se masturbaba. Les encantaba verles el paquete a los hombres, tenían un ranking de los más pitudos (profesores incluídos) y se les iba el tiempo en fantasear con sus favoritos.
Todavía no terminaba de procesar tanta información, cuando disparó una última confesión:
-A mí me gusta mucho cuando se te para, con los pantalones del uniforme se te nota todo, pero a Noemí le encantas y siempre dice que le gustaría chupártela mucho tiempo-
Me quedé en shock, digiriendo todo lo que me había platicado. En ese momento entró la directora llevándosela porque ya había llegado su mamá.
Al parecer, la directora no le dijo nada a la mamá de Verónica y simplemente le inventó una falta menor. Salieron justo cuando yo salía del salón de castigados. Resultó que Verónica vivía a 10 minutos de mi casa, por lo que esa tarde me dieron un aventón.
Me presentó con su mamá, una señora idéntica a Verónica pero en gordita: muy bonita y de figura voluptuosa. Gordibuena es el término perfecto.
Verónica al igual que yo estaba sola todas las tardes, ya que sus padres trabajaban y se quedaba sólamente con su hermano mayor, que en cuanto terminaban de comer se salía a casa de sus amigos o la novia y no regresaba hasta unos minutos antes que sus papás llegaran.
A partir de ese momento, Verónica y Noemí fueron SIEMPRE mis primeras opciones para hacer trabajos en equipo y por supuesto los hacíamos en casa de Verónica o mi casa.
Aprendimos a trabajar perfectamente en equipo, Noemí cumplió su gusto y se volvió toda una experta, Verónica mejoró no sólamente en matemáticas sino en sus habilidades orales, practicábamos arduamente la geometría pues nos hicimos expertos en tri..ángulos. Descubrimos que ellas eran bi..lingües y exploramos nuevos ori..zontes.
Creo que muchas de mis filias, tienen origen en estas dos niñas bien portadas que se transformaban en cuanto salíamos de la escuela, hicimos muy buena amistad; a tal grado que dos años después seguíamos haciendo trabajos en equipo.. aunque no siguieramos en la misma escuela.