Una buena lectura

Además de las tantas cualidades que Ana poseé, tenía la enorme ventaja de que su padre era dueño de una librería, así que teníamos acceso a cuanto libro quisiéramos leer. Quizá en un primer vistazo no parece tan genial, pero tener una libreria como biblioteca personal es muy cómodo.

Ana tiene el arte en las venas, su padre bibliófilo, su mamá pintora, ella actríz de teatro, escritora, guionista y ávida.. avidísima lectora.

Como buena artista la pasión es su principal motivación, lo que yo disfrutába enormemente, pues eran largas horas que dedicábamos a dar rienda suelta a nuestra sexualidad.

Imagino que su gusto por la actuación le brindaba esa facilidad y goce por exhibirse, así que pronto nos encontramos teniendo sexo en lugares donde fácilmente nos podían ver. Uno de esos lugares era una hamaca que instalamos en una azotea  flanqueada por 2 pequeños edificios cuyas ventanas nos ofrecían una buena cantidad de público. Continuar leyendo “Una buena lectura”

Bingo!

Hace ya algún tiempo,  un amigo me comentó que los Bingos eran buen lugar para conocer mujeres interesantes.

No soy fan del bingo, así que jamás le dí mayor importancia al comentario, hasta hace poco, que por diversas razones me encontré con 6 horas de absolutamente nada que hacer mas que esperar, así que me dirigí a una plaza cercana para dispendiar ese tiempo.

Dí un par de vueltas a la plaza, había restaurantes, cines, un par de cafécillos, por supuesto muchas tiendas, pero nada realmente de mi interés. Había bastante gente, así que decidí comprarme un café y sentarme a babosear.

Ya con mi café en la mano e instalado en una banca a la mitad de la plaza comencé a disfrutar de ese extraño placer que es observar a la gente.

Pasó un grupo de mujeres, todas usando el uniforme de la empresa donde laboraban, una blusa blanca con azul y un pantalón oxford, todas iguales pero distintas: la que traía la blusa abotonada hasta arriba, la que le ajustaba el pantalón por delante, a la que le ajustaba por detrás, la de los zapatos cómodos, la de tacones altísimos, la de los accesorios recargados, la de la mascada, la del pelo suelto, la de los senos grandes, la de las nalgas paraditas, observar es realmente todo un placer. Continuar leyendo “Bingo!”

La buena esposa

Sin temor a equivocarme, puedo decir que Helena es una mujer notable:

Lleva una excelente relación con su esposo, atiende a sus hijos amorosamente, mantiene su hogar perfectamente, prepara la comida de su familia con esmero y excelente gusto culinario, es presidenta de la asociación de padres de la escuela de sus hijos, su casa está decorada con suma elegancia, habla 3 idiomas y tiene un título universitario.

Al nacer su primer hijo, tomó la decisión de renunciar a su carrera profesional y dedicarse a ser la estupenda mamá, esposa y ama de casa que es.

Alguna vez le he dicho a Helena que es como si fuera la guionista de esos programas del hogar, desde las manualidades, hasta las galletitas horneadas, su hogar es simplemente impecable.

Es por esto que Alan está mas que contento con cumplirle su único capricho “fuera de lo común” a Helena y cómo no, después de trabajar con tanto empeño en su hogar creo que se lo merece. Continuar leyendo “La buena esposa”

El vaivén de tus caderas

El vaivén de tus caderas al caminar, provocaba que tu vestido danzara alrededor de tus muslos, los altísimos zapatos de plataforma le daban una personalidad putanezca a tus piernas, largas y morenas.

El escote no era tan pronunciado pero permitía admirar suficiente de tus senos como para desear estar entre ellos.

Tus ojos llenos de atrevimiento confirmaban el mensaje que todo tu cuerpo enviaba, “soy una hembra con ganas”

Sentada en la terraza con las piernas semi-abiertas, eras una invitación al placer, tus labios besaban la taza cada vez que sorbías café de ella. Pasaron unos minutos y nadie se acercaba, no esperabas a nadie y tu café ya estaba en su segunda mitad. Tu oferta estaba a punto de expirar, tu gesto había cambiado un poco..
ahora había una pequeña duda en el, ¿acaso nadie te había visto entrar, acaso nadie había notado el vaivén de tus caderas? Continuar leyendo “El vaivén de tus caderas”

Azul y negro | Segunda Parte

La cadena que me entregó era la típica correa de perro, con la diferencia que los eslabones estaban recubiertos en plata.

Al salir del restaurante, le puse la cadena a M, quien ronroneaba por el puro placer de verse con la correa puesta, la gargantilla de cuero era muy suave y tenía brocados el nombre de ella (M) y su propietario (D).

Decidímos pasearla en un parquecito de Polanco, es tranquilo, parece que está abandonado, casi no tiene visitantes y estaba a unas cuadras por lo que era una buena opción.

Ella caminaba delante de nosotros, con un andar provocativo, cuando alguien pasaba a su lado se tocaba los pezones o se agarraba las tetas, mostrándose a los transeúntes, quienes no podían mas que mirarla. Las reacciones eran diversas había quienes la admiraban, quienes movían la cabeza en son de disgusto, quienes apuraban el paso.. Continuar leyendo “Azul y negro | Segunda Parte”

Las mil y un historias

“Para las mujeres el mejor afrodisiaco son las palabras, el punto g está en los oídos, el que busque más abajo está perdiendo su tiempo y el nuestro.”

Isabel Allende

-“X, me dió tu número, ella ya te ha contratado un par de veces”-
-“Si, claro que me acuerdo.. ¿en que te puedo ayudar?”-

Tras una breve explicación de sus necesidades concertamos una cita, lo más extraño era el lugar: el messenger.

A la hora acordada, me conecté al messenger con mi flamante cuenta de escort con cero contactos, cero kms. ¡¡nueeeeevaaa de paquete!!

A los 5 minutos me llegó la petición de la clienta en potencia y comenzó “la prueba de manejo”.

Comenzamos a charlar y me pidió que le hiciera un breve relato, sobre un tema en particular.
Aunque parezca una bobada, pero a veces uno simplemente no está inspirado, así que el relato no fue nada bueno, digamos que no tuve buen arranque en frío. Continuar leyendo “Las mil y un historias”

Baila vaquero

Maru ha estado muy presionada en el trabajo este último mes, para relajarla un poco, decido darle una sorpresa y cumplirle una fantasía:

El escenario está puesto, la habitación alumbrada tenuemente con las lamparas de pié, ella está sentada en la cama, sonriente y a la expectativa.

Fue toda una odisea conseguir el atuendo, pero está completo y justo como ella lo había sugerido. Lo reviso antes de empezar: Tejana negra, chaleco de gamuza negro, chaparreras negras, bikini negro, botas negras, cinturón con pistolas.. ok, todo en su lugar.

La música ya está preparada y sólo falta apretar play para que comience este striptease. Continuar leyendo “Baila vaquero”

11 minutos

¡¡¡¡¡No maaaaa, ahora si me atoraron!!!!

Fue lo primero que pensé cuando la ví en el restaurante. Esa es una de las desventajas de conocer gente en línea, esta chava me mandó la foto de su prima o de su vecina, porque ella no es la que aparecía en las fotos.

En cuanto entré, me reconoció así que ni modo de echarme para atrás, salta del gabinete, me abraza y me planta un beso.. pff, ¡¡cha, que pex!!

Más por cortesía que por gusto, me siento y madres, en lugar de sentarse frente a mí.. se sienta a mi lado, literalmente estoy atrapado. Pongo la sonrisa más diplomática que puedo y a ella le dá una hemorragia de palabrería justo allí cuando me tiene contra la pared del gabinete, me empieza a platicar que pensaba que no iba a venir, porque ya van varias personas que la dejan plantada, que estaba muy contenta de que si fuera el de la foto, “porque hay gente que manda fotos de otras personas o que la retocan” (Ja, es un mal chiste ¿verdad?) Continuar leyendo “11 minutos”

El masaje de las 6

La voz en el teléfono era la de una mujer madura. Me había mandado un correo previamente, pues estaba interesada en el anuncio y quería preguntarme algunas cosas sobre los diferentes servicios, así que le envié el número donde podía contactarme.

Tras una llamada donde le respondí todas sus dudas, finalmente se decidió y quedamos de vernos en un hotel que tiene mesas de masaje en algunas habitaciones. La cita era para las 6 de la tarde del día siguiente.

Llegué al hotel armado con aceites y cremas varias, con la idea que mi clienta era una mujer en sus 50’s. Dicho y hecho, al abrirse la puerta me recibió una mujer enfundada en una bata de baño pachona y toalla/turbante en la cabeza a la que calculé unos 52 años. Continuar leyendo “El masaje de las 6”

La misma sangre

La primera vez que ví a Daniela quedé encantado por su sonrisa. Aunque su pelo negro y ondulado, sus grandes ojos negros, su nariz respingadita, su breve cintura y su mirada coqueta la convertian en una mujer muy bonita, a mí lo que me encantaba era su sonrisa, esa sonrisa que derretía témpanos.

Ella era la asistente de recursos humanos de una empresa donde me presenté con el afán de conseguir mi primer trabajo. Aunque no me quedé con el puesto que pretendía, nos hicimos muy amigos y comenzamos a salir de inmediato.

Animadas conversaciones precedían el infalible momento en que dormitábamos, desnudos y extenuados, en la cama del departamento que su amiga nos prestaba un ratito cada semana. Aunque los dos hubieramos querido pasar toda la noche juntos, ella no podía llegar tarde a su casa. Continuar leyendo “La misma sangre”