Speed Girl | La placentera laguna

Nos instalamos en una mesa estupenda, ubicada en una terraza protegida por unos arbustos y con una pequeña fuente que armoniza el ambiente urbano con su agua cantarina, está aislada de las demás mesas así que se puede platicar muy agusto salvo la ocasional interrupción del mesero.

Allí escuché la historia de Mjhaela, quien durante 36 años fue la hija, la alumna, la hermana, la novia, la esposa y finalmente la mamá  perfecta. Dos meses atrás mientras doblaba la ropa limpia de su esposo y dos hijas, decidió que su vida era sumamente aburrida, que estaba harta de la monotonía y que quería vivir cosas nuevas.

Realizó secretamente todos los trámites para cancelar la cuenta de ahorro que su padre le había abierto a los 10 años y a la que mes con mes depositaba lo que podía. Según sus propias palabras durante ese lapso:  “Me entregé por completo a amar a mi familia y a soñar con lugares lejanos”

El día que finalmente tuvo su pequeña fortuna en las manos, le regaló a cada una de sus hijas una sortija en las que mandó grabar el nombre de la niña y el suyo. El esposo recibió un reloj igualmente grabado con sus nombres. En estos regalos se esfumó un poco más de la mitad del dinero que había ahorrado.

Tres días después había dejado atrás su vida en Rumania y estaba en un famoso club de música electrónica en Barcelona al que siempre había deseado ir. Allí conoció a Annika y comenzó su nueva vida de aventuras pues la pequeña rubia “SleepyHead”, fue su primera experiencia lésbica y la principal causa de que Mjhaela llegara a México.

Cuando llegaron a México y se instalaron en la habitación gitana, refugio de por lo menos 5 mujeres europeas que comparten no sólamente la habitación sino una etapa de completa libertad y aventura en sus vidas, Annika le propuso que igual que ella trabajara como gogo dancer y modelo ocasionalmente, pero su espíritu de aventura la llevo a incursionar en el tabledance, igual que otras dos compañeras de la habitación gitana.

No tenía más de tres semanas de haber empezado a trabajar en el table donde la conocí, pero estaba ganando adeptos rápidamente. Los muchos años de gimnasia y danza le facilitaron desenvolverse como pez en el agua en el escenario, ella lo veía como una forma de expresión artística y además descubrió el enorme morbo que le causaba erotizar a sus clientes, así que disfrutaba su trabajo.

Tardó poco más de una hora en contarme su historia y al terminar simplemente me preguntó si quería acompañarla fumar un poco de hashish que le habían regalado -“Hash, makes me so horny..” – me dijo en tono sugerente.  Comprendí que no tenía que preguntar absolutamente nada, que su pasado lo dejó en dos sortijas y un reloj y que lo único que le importaba era el hoy.

Ya en la habitación gitana, mientras fumábamos de una ornamentada hooka, me hablaba de una de sus pasiones: El Arte. La pintura y la literatura específicamente, la charla derivó de pinturas a novelas eróticas y entre el hash y la plática, en poco tiempo estábamos desnudos y comiéndonos vorazmente. Me sorprendió la combinación entre suavidad y fuerza que Mjhaela poseía, cambiante a cada instante al igual que las luces. En un momento era yo quien llevaba las acciones pero un segundo después era ella quien comandaba. Estas transiciones eran muy fluidas, nuestros cuerpos se entendían muy bien y con solo una mirada o un pequeño gesto se comunicaban perfectamente.

Estábamos empapados en sudor, hacíamos breves pausas para fumar y proseguíamos en nuestra sensual batalla, recuerdo que llegué a un estado sumamente placentero en que el tiempo era mucho más lento y todo mi cuerpo estaba hipersensible. Navegando en esta laguna de placer, mis ojos contaron 6 manos, mis labios sintieron otra piel y finalmente mi mente descubrió que Annika estaba con nosotros, ¿desde hace cuanto? ni idea.

La última pizca de sentido común que no se encontraba adormecido, me hizo intentar cerciorarme que no hubiera nadie más flotando con nosotros, me tomó mucho, mucho tiempo poder dar un vistazo a toda la habitación y confirmar que no había nadie más. Mientras mi mente pensaba en mi seguridad, mis manos se extendían por dos cuerpos paralelos que se ofrecían ante mí, invitándome a dar un salto de fé y dejarme llevar por completo, así que decidí sambullirme por completo en esta laguna..

Annika y Mjhaela se besan cariñosamente y después se encargan de mí, sus lenguas me recorren desde el cuello hasta los muslos y desatan torrentes de placer rojos y naranjas que puedo ver viajar por mi cuerpo y me hacen caer rendido ante sus labios. Las imágenes se vuelven borrosas y cuando nuevamente son nítidas me descubro besando el clítoris de Annika a quién reconozco por el sonido de su piel, (wow.. puedo escuchar el sonido de una piel.. I’m so hiiiigh, me hago consciente que no estoy consciente.. wooow), nuevamente la imagen se convierte en humo y al recomponerse veo que mi lengua recorre los carnosos labios mayores de Mjhaela en busca de la pequeña perla rosada que se esconde en ellos, mientras Annika monta mi falo hipersensible, la sensación de placer es abrumadora y hace desaparecer nuevamente las imágenes, al reaparecer Mjhaela, Annika y yo nos fundimos en un beso, el roce de nuestros cuerpos hace desvanecer las imágenes que se confunden con el revoltijo de cobijas y ropa de la cama, después el silencio lo abarca todo y hace que los colores, hasta ahora tan vivos, se esfumen convirtiéndose en pequeños ecos de color que terminan por transformarse en una apacible y negrísima tranquilidad.

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