La hermosa cabrona

Aunque el Starbucks es un ecosistema con fauna muy específica, cada uno de estos locales tiene su propia personalidad.

El Starbucks en el que estoy tiene la peculiaridad de estar “escondido”,  si bien nunca le falta gente, no se encuentra en una avenida altamente concurrida y se pudiera decir que está inserto en una pequeña isla urbana que permite llegar a él sin mucha notoriedad y permanecer en su interior con discreción, aún con los enormes ventanales.

Además de su ubicación, sus habitantes naturales son Empresarios AlternativosProfesionistas Contemporáneos.. olvídense del traje clásico, aquí encontrarán la trifecta perfecta:  Traje de seda Ermenegildo, calzado y accesorios Salvatore, rematando con la camisa Hugo, obvio sin corbata ni calcetines, casi todos rondando la edad sexy-madura de los 50’s.

Profesionistas con tatuajes cool y fashionistas que pueden trabajar desde su sillón favorito del Starbucks tomando la bebida preparada por su barista preferido, principalmente creativos o tecnólogos que van desde los 30’s altos hasta los 40’s medios.

El 80% de los habitantes de este Starbuck son hombres, de esa población el 90% cubre alguno de los perfiles anteriores, el otro 10% estamos de paso.

En esta atmósfera de profesionales relajados, con dinero de sobra y con gran predisposición al hedonismo, llega una chica delgada, ojo claro, larga melena rubia, piernas largas, un pequeño vestido negro que envuelve de forma sugerente un trasero pequeño, firme y paradito. El top verde agua hace juego con sus zapatos y deja ver unos senos con las mismas características que su trasero.

Recorre de forma casual el local como buscando a alguien (aunque ya lo había localizado por la ventana), una vez que dejó su floral perfume por todo el Starbucks, se encuentra con un hombre de unos 55 – 58 años, aunque casual, impecablemente vestido.

La recibe con un amistoso “hola”, ella se agacha para darle un beso en la mejilla pero aprovecha el movimiento para acariciar muy discretamente la pierna y entrepierna de él. No hay reacción de sorpresa por parte de él, por lo que imagino es un gesto común, o es un excelente jugador de poker.

Aunque él le ofrece que se siente a su derecha, ella se sienta a su izquierda y con este pequeño acto de rebeldía mantiene el campo de visión abierto a todos los que estamos en esa sección.

Su plática es sumamente informal los primeros 3 minutos, concurrido este tiempo y sabiendo que muchos disfrutamos del espectáculo de su corto vestido y sus bragas verde agua, él decide marcar su territorio: la toma por la nuca y le pone un beso mandón, que ella responde parcialmente, pero su mirada se pasea por todos los demás habitantes.

Él detecta ese gesto y le gira el rostro, intentando enfocar la mirada de ella en él. Ella cede.. pero muy despacito, abre las piernas y nos obsequia un panorama delicioso.

Terminan el beso y siguen charlando, ella se acomoda en el asiento de tal forma que él pueda acariciarla pero todos los demás podamos observar. El la quiere besar nuevamente y le repiten la dosis:

Beso de lado, mirada paseadora, sonrisa de “estate quieto, que nos van a ver” y piernitas separadas.

Más de uno le sonreímos. Siguen charlando, él ya no se quiere arriesgar y no la vuelve a besar, ella no va a pemitir que se le baje la calentura, así que se acurruca y lo comienza a rozar con los senos pero de forma casual, es una experta la muy cabrona.

Él reacciona y le besa el hombro que remata con una mordidita que indica, cuánto la desea, momento perfecto para sacar de su bolsa el panfleto de la BMW y enseñarle la camioneta que quiere. Para suavizar el momento le da otra sobadita de entrepierna, esta vez con apretoncito de huevos.

Él ve la publicidad, anota mentalmente el modelo y lo hace a un lado. Ella no lo va a dejar que se escape, el beso lo planta ahora ella y es un beso como él buscaba, muy húmedo y apasionado, la mirada de ella clavada en sus ojos, todos estamos invitados a la escena, aunque no queramos.

Él, le agarra la cabeza  con las dos manos en gesto de macho alfa.. ella acepta ese gesto, pero para su público cautivo se acaricia brevemente el trasero y la pierna.

Cuando termina el beso, él pasea la mirada por el salón, todos los hombres presentes nos hacemos los disimulados, todos vimos.. pero no vimos. En una peligrosa jugada, él se para al baño y la deja sola. Ella al notar su erección sonríe triunfal.

Una vez que él desaparece, ella se acomoda parsimoniosamente en el asiento y revive la escena de Sharon Stone, dándonos un flashazo más de su lencería. Ya con la piernita cruzada, la espalda recta y los senos paraditos, se comienza a acomodar por encima de la blusa el bra. para hacer esto acaricia de forma circular sus senos y termina con unos pestañazos coquetos.

Fácilmente podríamos haber aplaudido, pero este impulso fue interrumpido por otro Empresario Alternativo que se acercó a ella para entregarle su tarjeta, la cual tomó con naturalidad y en un rapidísimo movimiento guardó en su bolso, eso se llama Mercados a Futuro.

Al estar sola nuevamente, se comenzó a pintar los labios. No les tengo que decir que no había nadie que no estuviera viendo la mamada que le puso al lipstick.

En esto estábamos cuando llegó su primer.. “abonado”, no sé como lo podríamos llamar. pero el punto es que interrumpió este momento de cortejo grupal.

Creo que detectó el riesgo, así que le tendió la mano para ayudarla a levantarse y salir de allí lo antes posible. Ella iba detrás de él así que aprovecho para guiñarle a su mercado a futuro y sonreirnos a todos los demás.

4 respuestas a “La hermosa cabrona”

  1. Como siempre un gusto leer tus letras, cómo te extrañaba!!, espero que podamos vernos pronto, qué dices? un abrazo grande!

  2. Beto:
    En verdad que ya se te extrañaba Sr. y parece que apenas le quedo el titulo a la srita. cazadora y si que nos dejas picados con más ojala nos regale mas relatos sr, cuídese y un gran abrazo.

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