Un par de enormes y hermosas tetas siempre bien presumidas con pronunciados escotes, halters o blusas desabotonadas. Mirada sensual, boquita cachonda, mente brillante y una putería natural llevada con maestría y mucha malicia. Son las características que hacen a Mirna simplemente fascinante.
Dedicada a las ventas, saca enorme ventaja de su físico, pues muchos de sus clientes tienen la eterna esperanza de seducirla, muchas de sus clientas quisieran ser como ella, he visto en la mirada de algunas de ellas un brillo de franca admiración.
Sin empacho alguno para salir a bailar sola y a lo largo de la noche seleccionar 2 o 3 machos que se llevará a un hotel para que la atiendan, o como para acariciarme a escondidas la entrepierna debajo de la mesa mientras comemos en compañía de su galán en turno
Esa es la deliciosa Mirna, una mujer que no es fácil de saciar ni en la cama, ni en lo intelectual, ni en lo material. Siempre pedirá más de lo que sea que disfrute y más que pedir, lo exige. Es por esto que la comparo con la Naná de Emile Zola, esa hermosa blonde Vénus parisina que vuelve locos a sus amantes, lleva a la bancarota a más de uno con sus caprichos y que emascula emocionalmente a un poderoso Conde a base de reiteradas humillaciones.
Al igual que Naná, Mirna sabe perfectamente que hilos jalar, cuándo, cómo y hasta que punto. Sabe con quién mostrarse recatada e insinuante, y en qué momento transformarse de linda gatita en predadora felina. Logra obsesionar pensamientos, carteras y líbidos hasta lograr sus cometidos y conveniencias.
Sabe cuándo recibir nalgadas y cuándo regresarlas con intereses… En alguna ocasión estábamos en un bar y se acercó a saludarla un chiquillo de unos 21 o 22 años, alto, flaco y en esa etapa en que la juventud es torpeza, ella lo saludó cordialmente, le dió un pequeño beso de piquito y me lo presentó como Lotar. Tras 5 minutos de estar con nosotros, lo despachó con una sonrisa.
-“La verga más grande que conozco la tiene ese niñito… y la usa de maravilla, cuando nos vemos, me deja para el arrastre, no puedo ni caminar bien”-.
Un mes más tarde, mientras tomábamos el consabido café con whisky, me platicaba de Alberto, un tipo sumamente posesivo que empezó como cliente, y que se había vuelto un seductor seducido -“Un dolor de ovarios”- comentó resueltamente Mirna -“Pero ya le dije qué tiene que hacer para cogerme, nada más es que él diga que si”- Intrigado, le pedí mas detalles -“Ya lo verás…”-
Tiempo después recibí un video donde aparece Mirna siendo penetrada por Alberto.. siendo penetrado por Lotar. En el video se escucha a Mirna diciendo “hasta el fondo, hasta el fondo”, estoy casi seguro que se lo decía a Lotar.
Una mujer fascinante con la que el tiempo vuela. De charla, cama e ideas intensas, divertidas y muy interesantes, pero que trato con suma cautela.
-“Moxo, entre gitanos no nos leemos la mano”- Diría mi querida y temida Naná
» Referencias
Novela “Nana” (1880)
Emile Zola