Antiguos Placeres

Son las 3 y media de la mañana, estoy sentado en una banca de madera en la entrada de una viejísima vecindad del centro de la ciudad, tomo entre mis manos un pocillo de barro para calentarlas un poco.

El café de olla en su interior despide un aroma a canela y piloncillo que me urge a sorber un poco. El olor del puesto de quesadillas y la insistencia de la señora que lo atiende me convencen de pedir una quesadilla de quelites con queso.

Mientras espero mi quesadilla, la jovencita que mandaron a buscarte regresa, no me deja de escrutar con la mirada. Le dice algo a la quesadillera que no logro escuchar.

-“Que orita lo atiende..”- Continuar leyendo “Antiguos Placeres”

La calma antes de la tormenta

Recorro con la mirada el largo listón de satín con el que te he inmovilizado. Tu piel almendrada, el rojo satín, la seda negra de tus medias y  el exquisito encaje de tu lencería se conjuntan en un armonioso juego de colores y texturas.

La última luz de la tarde entra por las ventanas donde comienzan a aparecer cientos de pequeñas luces, como luciérnagas inmóviles que se hacen cada vez más brillantes. La venda que rodea tus ojos no te permite disfrutar de este pequeño espectáculo.

Haz  agudizado tu oido para suplir la vista, intentas saber dónde estoy, pero es hasta que rozo tu espalda que sabes que estoy a tu lado, me acerco a tu oído y con voz muy baja te digo un par de frases que te mantienen excitada. Continuar leyendo “La calma antes de la tormenta”

Las hermanas sabrosura

Todos los que hemos hecho uso de un gimnasio en algún momento de la vida, sabemos que uno de los grandes beneficios de acudir a este templo de bienestar, es el placer visual.

Y este goce estético es por igual para hombres, mujeres o quimeras, porque siempre habrá un cuerpo que te llene la pupila, sin importar tu género o preferencia.

Si además le agregamos que dichos objetos de deseo andan con ropas entalladas, minúsculas o reveladoras y que se presentan frente a uno en posiciones o movimientos sugestivos, con sonidos guturales muy emparentados con la lujuria y exhalando feromonas al por mayor, pues la visita al gimnasio se convierte en  una muy civilizada horchata. Continuar leyendo “Las hermanas sabrosura”

La hermosa cabrona

Aunque el Starbucks es un ecosistema con fauna muy específica, cada uno de estos locales tiene su propia personalidad.

El Starbucks en el que estoy tiene la peculiaridad de estar “escondido”,  si bien nunca le falta gente, no se encuentra en una avenida altamente concurrida y se pudiera decir que está inserto en una pequeña isla urbana que permite llegar a él sin mucha notoriedad y permanecer en su interior con discreción, aún con los enormes ventanales. Continuar leyendo “La hermosa cabrona”